La pasada semana asistimos, en la Facultad de Ciencias Económicas e Empresariais da USC,a la presentación del informe ejecutivo GEM Galicia correspondiente al ejercicio 2017, elaborado por el equipo GEM Galicia que integran profesores de la propia USC, técnicos de IGAPE y la Federación Gallega de Jóvenes Empresarios (FEGAXE).
GEM (Global Entrepreneurship Monitor) es un observatorio internacional cuyo objetivo es analizar y evaluar el impacto de la actividad emprendedora en el crecimiento económico, como factor determinante para el desarrollo y bienestar de las sociedades en las que tiene lugar. La Fundación CEL forma parte de ese panel de expertos colaboradores que analizan el entorno, los principales estímulos y barreras para emprender, aportando a su vez recomendaciones y propuestas de mejora.
Galicia emprendedora
Según el informe, la tasa de actividad emprendedora (TEA) en Galicia superó el 5% en 2017 (5,06%), superando en más de un punto la de 2016 (3,99%). En palabras de la investigadora de la USC y directora técnica del proyecto en Galicia, Isabel Neira, “estos datos se traducen en una consolidación de la actividad emprendedora que viene impulsada por nuevas generaciones, mayoritariamente entre 25-44 años (edad media 41 años) y con mayor formación tanto universitaria, como de modo creciente de FP”. Un crecimiento “liderado por la población universitaria (7,99%) y tiene su base en las iniciativas que cuentan entre 3 y 42 meses de vida”.
Una positiva evolución también observada en las iniciativas consolidadas lideradas por mujeres con una tasa del 11,20%, la segunda más elevada de las comunidades españolas, y de las cuales el 12,39% son de carácter innovador.
El informe refleja también el incremento del porcentaje de mujeres emprendedoras entre la población gallega (un 4,52% en 2017). Destaca especialmente el aumento del número de emprendedoras potenciales junto con el descenso de su tasa de cese de actividades, menor que en el caso de los hombres (el 1,6% de mujeres abandonan las iniciativas frente a un 2,1% de hombres).
El aprovechamiento de una oportunidad de negocio es, en el 60% de los casos, la principal motivación para emprender, aun lejos del 80% que alcanzaba antes de la crisis económica. Por otra parte, la financiación es el principal problema para la puesta en marcha de nuevos proyectos según el 37% de los expertos consultados, si bien y aunque es recurrente, este obstáculo fue perdiendo importancia desde el 50% de los años post-crisis. Este factor constituye un importante elemento de abandono de iniciativas cuando el capital (la renta anual disponible de los emprendedores) es bajo; en concreto, en las de menos de 20.000 euros de ingresos anuales la tasa de abandono es del 46%.